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Sobre emprender como materialización del disentir

"Más quiero esa peligrosa libertad que una servidumbre tranquila"

Tacito, Desconocido

Vivimos tiempos del consenso de masas y la homologación generalizada, donde todos tienden a pensar y sentir del mismo modo, quizás redundado por la cámaras de eco que se forjan alrededor de las bodegas y polarizaciones en las redes sociales, posiblemente alimentadas en el contexto de la frenética obsesión por “lo que quiere el mercado” y “lo pidió la junta directiva”; “sentir diferente” o disentir se siente como el último bastión de la razón, la cordura, la innovación, la diversidad y el pensamiento crítico; todos, elementos fundamentales del acto de emprender.

Es común ver cómo las personas buscan literatura y filósofos orientales para llenarse de explicaciones que les permita aumentar su capacidad de adaptarse y quedarse en la derrota de la sumisión moral e intelectual.

Ver mentes caídas de manos porque es más tranquilo servir sin sentir diferente que disentir y estructurar su sentir en mecanismos que, desde su privilegio intelectual y social y de posición jerarquica, fomenten cambios que impactan a centenas de personas, donde la excusa fundamental es “así funciona el mundo y no lo puedo cambiar”.

Es una suerte de indefensión aprendida donde en vez de perros electrocutados en nombre de la ciencia, se ven seres humanos agobiados y frustrados buscando razones y encontrando explicaciones de porqué “no se puede” prefieriendo rendirse y adaptarse que tratar de saltar y evitar ser electrocutados.

Un derrotismo aprendido alimentado por una renuncia al grado de control interno que tienen de una realidad que les grita, demandante. Es la entrega total de su voluntad, una justificación a los factores externos donde nada pueden hacer porque es el poder del orden simbólico quien los gobierna y no la realidad maleable que tienen en frente.

Una obediencia absoluta para que las bodegas de un lado u otro no los cancelen. Un enmudecimiento del sentir diferente que promueve y redunda en un superficial consenso y aprobación social. Una innovadora instanciación de la espiral del silencio donde el que más grita, más cancela, más violento se comporte y más masa inerte influence, define el pensar predominante consituyendo un poder simbólico gaseoso.

Como lo presenta Fusaro, disentir no es el acto de rebelarse o protestar, de la oposición irracional, no es una figura de rechazo sino es la aplicación del pensamiento crítico que nace de un “sentir diferente” que busca la construcción de una realidad alternativa. Disentir entonces se configura como acto “activo y afirmativo”.

En este ensayo posiciono el acto de emprender y la innovación en la misma categoría semántica que “la revolución y la rebelión, la defección y la protesta, la revuelta y el motín, el antagonismo y el desacuerdo, la insubordinación y la sedición, la huelga y la desobediencia. la resistencia y el sabotaje, la contestación y la sublevación, la guerrilla y la insurrección, la agitación y el boicot” (Fusaro, 2022); es decir, como una figura protéica del disenso. De ser así, del disenso se parte a innovar y emprender, construyendo alternativas a la realidad más aceptada, alternativas no solo para nosotros mismos sino para beneficio de otros.

El rechazo es el primer momento de la dialéctica del disentir, cuyo desarrollo posterior, en positivo, consiste en reconocer lo negado, lo obstaculizado, lo reprimido, lo desatendido y lo ignorado, propuestos como correctivos o como alternativa de la realidad existente

Fusaro, Pensar diferente: filosofía del disenso

Es importante aclarar que el disenso no se presenta como un acto de negación irracional o destructivo. Así como lo define Fusaro, se limita al sentir y luego cómo ese gesto del “sentir diferente” se constituye, en el alcance de este ensayo, en una empresa “diferente”.

El acto de emprender implica en muchos casos, tener una propuesta de generación de valor que normalmente nace de una innovación en un mercado existente o una innovación que crea un mercado completamente nuevo. Puede que el emprendedor en su ejercicio de innovar inicie en un “sentir diferente”, un disenso al status quo de un mercado, de un servicio, o de una situación que impacta la realidad. El emprendedor estructura y traduce su sentir en un servicio o producto que propone una alternativa a la realidad aceptada a pesar de la existencia de grandes competidores posicionados, como desobediencia a lo existente y en su opinión, deficiente, retando así el poder simbólico que las grandes empresas posicionadas representan.

Una vez el emprendedor asume su rol, se vuelve en un agente del disenso, donde su desacuerdo lo lleva a proponer algo diferente, su acto de rebeldía es ofrecer algo que nadie más, se subleva ante las métricas y formas de sentir y actuar existentes y produce una realidad alternativa que quizás, con base en su adopción, cambie la realidad no solo de él sino de otros. Si la alternativa es acogida por un mercado, entonces el disentir se convierte en una empresa.

De la misma manera un cambio organizacional nace del disenso. Lo mismo que usar una u otra metodología, proceso o tecnología. No es un ejericicio de mejorar las cosas, es la correcta materialización de un sentir diferente que se estructura para ofrecer alternativas a cómo funciona la empresa, cómo funciona algún proceso, cómo usamos una tecnología. Al ser un “sentir”, la motivación puede ser totalmente intrinseca permitiendole al gestor del cambio motivar y liderar a otros, pues pienso que no hay nada más primario que sentir.

A alguna manera, el “emprendedor” se resignifica dependiendo del contexto pues su “empresa” no necesariamente debe ser una organización humana sino puede ser tan abstracto como una transformación de una organización existente o una bien aceptada metodología de entrega de software.

El disenso es una herramienta de innovación y de creación de realidades que en nuestro tiempo se ve amenazada por la uniformidad, el conformismo, el miedo, la negación, la intensa necesidad de encajar. Implica entonces que entre más uniforme, más homogenea, más adaptados estemos a lo existente, menor posibilidad tiene el mundo de ser diverso, intentar nuevas cosas y quizás ser mejor.

Permitirse sentir y ser responsable de su articulación y estructuración es quizás lo que más nos hace falta.





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